Por: Roger Capella Mateo
Desde que el presidente Nicolás Maduro en la rueda de prensa que proporcionó hace unos días para informar al país las características del asesinato de quien, a pesar del fascismo criollo y la complicidad de los medios internacionales, se ha convertido en un héroe de la juventud patriota venezolana y una referencia moral para mucha gente en todo el mundo, quedaron claras muchas cosas.
La forma cómo lo asesinaron a él y a su compañera, María,
con saña, sadismo, diabólica rapidez, sellando sus bocas para que no se
escapase un solo quejido o ruido que llamase la atención de vecinos,
llevarse todo el sistema de videos para borrar todo testimonio de los
hechos y así dejar que se falseara, en la mala intención de sus enemigos
y en los medios opositores donde la mentira es su divisa, lo que
realmente ocurrió en esa casita de La Pastora caraqueña. Hasta ahora
parece que sólo el pueblo colombiano había sufrido el embate de quienes
parecen entrenados en el mismísimo infierno.
Tres meses de planificación, cuidando cada detalle,
sobornar o corromper al jefe de sus escoltas, el hecho en sí, y llevarse
toda evidencia, no puede ser menos que calificado de perverso
(sumamente malo, que causa daño intencionalmente, que contiene maldad,
que corrompe las costumbres o el estado habitual de las cosas).
Maduro demostró que se trató de un grupo de personas
quienes ejecutaron el macabro hecho. Pero que además existe una serie de
otras personas en el país y fuera de Venezuela que tienen la autoría
intelectual del hecho. No se mencionaron sus nombres, por ahora, pero
existen y se sabrá. Lo cual revela complicidad (actitud que muestra la
existencia de conocimiento de dos o más personas de algo que es
secreto).
Pero el hecho que desde hace varias semanas, desde que la
República de Colombia extraditó al terrorista (según sus propias
palabras) Gómez Saleh, se evidenció en múltiples videos que hay la
intención por parte de enemigos del proceso bolivariano de eliminarlos,
asesinarlos, y llegó a hablar de "veinte muñecos". Vimos también en
videos y fotos su "familiaridad" con conocidos personeros que trabajan
por derrocar el gobierno de nuestro presidente Maduro.
También la delación del "poli", ex escolta de Serra,
evidencia de que no se trata de un hecho aislado. Hay una conspiración
(acuerdo entre una o más personas para ir en contra de alguien o algo,
especialmente la autoridad).
Al día siguiente del asesinato y sin esperar ninguna
investigación, sin oír o ver la versión ofrecida en repetidas ocasiones
por el Presidente, se desparramó como una disentería maloliente,
sangrienta, toda una serie de versiones destinadas a acabar, a liquidar
definitivamente la memoria de Serra, cualquier vestigio de respeto por
su humanidad.
Hasta ahora parece que sólo el pueblo colombiano había sufrido el embate de quienes parecen entrenados en el mismísimo infierno
Pueden leer las excrecencias de Deivis Ramírez, de Jenny
Oropeza, de Altagracia Anzola (empeñada en disculpar a los paracos),
Thabata Molina, Nelson Bocaranda, entre otros, y cualquier asquerosidad
por las llamadas redes sociales (¿antisociales?) donde incurren en la
necrofilia (digna de ser evaluada por psiquiatras) de publicar la foto
del cadáver en la morgue.
Esto se asocia a un silencio cómplice de la mayoría de los
dirigentes de la MUD (en eso es experto ln Señor del Radar de los
Barrios); de mucha gente de urbanización, en fin, de los detractores de
nuestra Revolución, lo cual es verdaderamente bochornoso (que ofende o
provoca vergüenza) y aberrante (que se aparta o desvía de lo considerado
normal o lógico).
Pero ayer al mediodía me encontré con un conocido mío,
dirigente sindical y me espetó: "¿Cómo ves tú las cosas?". Respondí:
"Bien, muy bien. "¿Sí?", dijo, "¿y todo lo que está pasando?", "¿Te
refieres a todos los logros extraordinarios de esta Revolución Chavista,
todo lo que ha logrado los trabajadores y nuestro pueblo?", "No chico, a
lo que ocurrió con Odreman y con Robert"... Y se espepitó a repetir una
de las malditas versiones que han colocado las redes y los medios en
una parte de la opinión pública. Consciente o inconscientemente estaba
en el campo enemigo, trabajando para el enemigo.
¿A cuánto compañero buena nota, medio ingenuo o de precaria
formación política le habrá repetido la barbaridad que me dijo? Ojalá
que no hayan sido muchos. Porque no se imagina el daño que hace. En ese
nivel, y en el de supuestos viejos y veteranos y de los llamados
intelectuales, se trabaja para mojarle la pólvora a quienes estamos en
esta mayoría de patriotas, que, fieles a Chávez, al padre Bolívar y hoy a
nuestro presidente Maduro, más allá de las dificultades vibramos con
esta Revolución, con la nuestra, a nuestro original estilo. El
comportamiento de ese y otros compañeros es lo absurdo (hecho o dicho
irracional opuesto a la razón)
A todo esto, repetiré lo que dije al final de un discurso
que con motivo de celebrar el noveno aniversario del inicio de la
formación de los médicos integrales comunitarios, pronuncié en la Plaza
Bolívar de Tocuyito. Algo así como todos recordamos al valiente y joven
militar Jose Felix Ribas, acompañado de varios jóvenes, soldados y
seminaristas, que se organizan para enfrentar al ejército realista e
impedir que tomase Caracas, su famosa frase: "No podemos escoger entre
vencer o morir, necesario es vencer".
Vencieron y quedó el recuerdo del coraje, y pensábamos que
con ellos se había agotado la valentía de los jóvenes venezolanos, pero
muchos han sido las muestras de coraje que han dado los jóvenes de
nuestro país en estos doscientos años, recordemos los muertos y
desaparecidos en los años 60, 70 y 80 y hoy, sin ninguna duda, para
todos los jóvenes patriotas de la República Bolivariana de Venezuela, la
valentía y el coraje de Robert Serra lo convirtió en un verdadero
héroe. Lo mataron por defender la Patria que nos dejó el comandante
eterno Hugo Chávez Frías.
Correo: rogercapella@gmail.com
Correo: rogercapella@gmail.com
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